La respiración profunda sirve para que se inspire la mayor cantidad de aire, cuando hay mucha ansiedad, la respiración se hace muy superficial y solo a nivel pectoral, esto no permite que llegue la cantidad de oxígeno que solicita nuestro cuerpo y sobre al cerebro que requiere del 20% de oxigeno que el cuerpo necesita. Al faltar oxigeno al cerebro, el mismo no puede funcionar bien y por ende trae muchos problemas que activan nuestro mecanismo de defensa históricamente innato como la ansiedad, angustia, desesperación ante los cambios que no podemos controlar, causándonos daños a nosotros y a quienes nos rodean.
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